viernes, 29 de octubre de 2010

"La voz de la princesa", un recital en cuerpo y alma

Miércoles 20 de octubre de 2010

Voz principal: Elizabeth Arrue

Guitarra: Luis Fragoso

Bajo: Jorge

Batería: Julio César

Coros: Priscila, Érika y Karla

El segundo foro dedicado a la prevención del cáncer de mama resultó de maravilla. Los talleres impartidos por los profesores que se encargan de mi formación, así como de algunos futuros colegas míos, llevaron a la reflexión a todos los asistentes. Las conferencias nos abrieron el panorama a diversas cuestiones teóricas que hasta el momento (al menos yo) no conocíamos. Pero, por supuesto, para nosotros los organizadores no fue la cosa más sencilla, ya que después de todo, no pudimos estarnos en paz durante ninguna conferencia, a menos que fuésemos los encargados directos de tal o cual evento, y a veces ni eso nos permitía respirar.

Sin embargo, el momento más esperado llegó y al fin todos pudimos dedicarnos a disfrutar un momento de relajación mientras escuchábamos la música de aquella musa que me inspiró a realizar este foro y que, además, ahora inspira a varios de mis compañeros que me apoyaron en la organización.

El concierto, de un poco más de una hora de duración, dio inicio a eso de las 7:10 de la noche en la sala de proyecciones de la Unidad Académica de Psicología. Subieron al escenario los tres músicos que nos acompañaron (entre ellos Luis, quien coordinó y dirigió el concierto desde sus ensayos), junto a las coristas y, finalmente, Elizabeth Arrue, la vocalista chilena quien radica en México desde hace ya varios años, mas sin perder su acento tan característico. Por supuesto, no pude evitar darme a la tarea de presentar a cada uno de los músicos y dar una breve reseña de quién fue Soraya Lamilla. Luego de ello, me senté, las luces se apagaron y una pequeña lámpara (con iluminación color rosa) iluminó la parte central del escenario. Entonces la guitarra comenzó a sonar y las canciones fueron poco a poco a hacerse presente. Y como diría la postura Gestalt de la psicología, a medida que estas canciones fueron llegando, trajimos a Soraya al aquí y al ahora.

Amor en tus ojos: primera canción en ser interpretada. Sólo suena la guitarra y una cálida y melodiosa voz anuncia: “¿alguna vez te imaginaste aquí?”. Poco después las percusiones se hacen presentes y el bajo acompaña a la guitarra. Los coros aún no se hacen notar. El clima cálido e íntimo ya se deja sentir, al igual que la presencia de Soraya.

Quédate: Elizabeth agradece a los presentes y anuncia que es un honor estar esa noche en el escenario, deseando que la siguiente hora, nos dejemos cobijar por la música que han elegido para clausurar el foro. La guitarra y la batería hacen se dejan sonar un poco más alto y Elizabeth no tarda en pedirnos que nos quedemos unas horas más. Al término, los aplausos se escuchan más alto. La gente ya empieza a entrar en calor y los coros se lucen con sus hermosas voces.

Sólo por ti: “Existen muchas canciones que podemos recordar porque es a través de ellas con las que somos capaces de decirle te quiero a esa persona especial. Esta es una de ellas…”, dice Elizabeth; “es para todos aquellos que viven, que aman o que intentan olvidar”. Suenan los arpegios de una canción que no se reconoce, el guitarrista juega con el tiempo mientras los músicos sonríen y la cantante utiliza sus piernas como percusión. Parece ser la canción El sol no regresa, pero los arpegios se interrumpen y, en cuando empiezan a dar la tonada de Sólo por ti, la gente aplaude. Una interpretación únicamente a guitarra y voz donde la esencia de Soraya se hace totalmente presente, sin dejar de sentirse también la esencia de Ely. Los coros, impecables.

Porque te quiero: Apenas termina la canción anterior, suenan la guitarra y la batería. Después se integra el bajo y empieza una de las canciones más alegres del repertorio. “Una canción un poco movida, para quien guste acompañarnos, bailar un poco o abrazar a esa novia o novio que tienen a su lado”, dice Ely antes de iniciar a cantar. La interpretación es bastante fiel a la original, especialmente en la batería.

¿Qué hago yo?: “Esta canción no la canta Soraya, pero sí la compuso ella. Es una canción que le regaló a una pareja de músicos con quienes llevaba una relación estrecha. Habla de esos amores a medias donde él no es totalmente nuestro, donde hay que esperar a que pueda estar libre y zafarse de su mujer, aquella que sí lo tiene, para tener un poco de su compañía”. Apenas la guitarra suena, la gente contiene la respiración. Luego, junto a Elizabeth, corean la canción. Una de las mejores interpretaciones de Elizabeth, donde se nota su calidad artística al cantar con muchísimo sentimiento.

¿En dónde estás?: Sin decir una sola palabra, el bajo emite las notas que en la versión original lo hace la mandolina. Una canción que en acústico se deja sonar bastante bien, y donde las chicas del coro se lucen más, ya que es donde más intervienen. Lo mejor, la parte donde el coro canta: “¿Por qué te fuiste?”.

Espejo: Elizabeth relata con mucho sentimiento la vivencia de Soraya, la pérdida de su pecho y la importancia de no negarse a ver la amenaza del cáncer. “Es peligroso basar la felicidad en la imagen corporal, ya que al final todo termina por perderse, a excepción de los recuerdos. Y es eso lo que la vida deja al final: momentos significativos que nos devuelven una sonrisa. Soraya, esta es por ti”. Se convierte esta canción en una de las interpretaciones más significativas de la noche. El público contiene la respiración y permanece totalmente en silencio hasta su término, luego los aplausos se dejan sentir en toda la sala de proyecciones.

¿Cómo sería?: Ely hace mención a aquellos momentos en que se hace memoria de todos nuestros errores. “¿Qué hubiera pasado si hubiera entrado a clases de Samaniego? ¿Cómo sería si hubiera hecho las tareas de Elizabeth? O incluso, ¿Qué pasaría si me hubiera detectado el cáncer a tiempo?”. El público escucha la música, Elizabeth realiza una interpretación impecable, los coros se hacen notar y el público no permite que nuestra vocalista cante sola. Por ahí se ve a un muchacho que casi sube al escenario de todo el sentimiento que carga con esta canción.

Por ser quien soy: “Con el paso de su enfermedad, Soraya estuvo muchas veces a punto de rendirse. Sin embargo, así como les decía hace unas canciones, entendió que no se puede definir a una mujer por un par de senos. Con el tiempo, Soraya descubrió que una mujer se define por mucho más”; y empieza la guitarra a tocar los acordes. Una interpretación sencilla pero llena de entrega. La mejor parte, cuando Elizabeth interpreta el pedazo de la canción que fue utilizado como eslogan oficial del foro: “Cuando sólo quería rendirme y desaparecer, descubrí lo que define ser una mujer”.

Llévame: Sin duda alguna, la mejor interpretación de Elizabeth, donde se dejó ver más su entrega. Deja en ella su sello. La batería toma el papel protagónico mientras Elizabeth demuestra su capacidad para sostener las notas más altas. El público aplaude con fuerza y algunos enamorados se ven estrechándose las manos.

De repente: Para tristeza de todos, se anuncia que el recital ha llegado a su final. “Los dejamos con esta canción. Quien no la conozca, es porque nunca escucha la radio, o porque de plano nunca se ha enamorado”, dice Elizabeth, recibiendo risas de alegría como respuesta. Presenta la canción como la carta de presentación de Soraya, aquella con la que muchas soledades se han encontrado. Los coros emiten algunas notas, acompañando a la guitarra y el bajo que hace papel de mandolina. En cuanto la voz de Ely pronuncia “mil ojos mirando hacia mí…” el público emite un suspiro. Al terminar, los plausos no le permiten a los músicos abandonar el auditorio.

Casi: Elizabeth se despide, agradece la participación de sus músicos y la asistencia del público. “Esta canción define la lucha contra el cáncer de mama. Soraya casi perdió su sentido de vida, hasta que una chispa, una mano amiga o un recuerdo la hicieron volver a encontrar su camino. Este es su himno, jamás lo olviden”. Y con esto, vienen los acordes de su famosa canción, aquella con la que un servidor la conoció. Las palmas del público y sus voces acompañan a la vocalista y a sus coros a despedir a Soraya, quien por un momento vino al aquí y al ahora. Luego se despide mientras los músicos hacen una pieza improvisada de acompañamiento. La gente aplaude, los músicos no dejan de tocar, Elizabeth agradece y el recital llega a su fin. “Hasta el próximo año, aunque cante otra”, anuncia Elizabeth como punto final.

Un recital sencillo, íntimo, con una esencia hospitalaria y cálida que se sintió hasta el momento en que terminó. Sin duda alguna, la clausura perfecta para un foro en el que dejamos cuerpo y alma.